Lilo y Stitch, el experimento 626 vuelve a la gran pantalla.

Los live-action de Disney parecen más ejercicios de nostalgia reciclada que intentos sinceros de contar algo nuevo.

Título original: Lilo & Stitch.

Año: 2025.

Duración: 108 min.

País: Estados Unidos.

Dirección: Dean Fleischer-Camp.

Guión: Chris Kekaniokalani Bright, Mike Van Waes.

Reparto: Maia Kealoha, Sydney Agudong, Zach Galifianakis, Billy Magnussen, Courtney B. Vance.

Género: Ciencia ficción. Fantástico. Comedia. Infantil | Extraterrestres. Familia. Cine familiar. Live-Action. Remake

Cuando Disney estrenó "Lilo & Stitch" en 2002, pocos imaginaron que una película tan extraña y atípica dentro del catálogo del estudio se convertiría en una de las más queridas de su época. En medio del dominio de las princesas, los cuentos clásicos y los animales parlantes, Lilo & Stitch llegó con una historia que mezclaba la ciencia ficción con la vida cotidiana en Hawái, protagonizada por una niña huérfana con problemas de comportamiento y un experimento alienígena genéticamente modificado que parecía más un gremlin travieso que un héroe familiar. El éxito fue inmediato siendo nominada al Óscar como Mejor Película Animada, y Stitch se convirtió en un personaje extremadamente popular. Aprovechando ese impulso, la compañía lanzó una secuela directa a video, “Stitch: The Movie”, en 2003. Esta sirvió como puente para una serie animada que expandiría el universo de los experimentos alienígenas. La serie, que se emitió entre 2003 y 2006, mostró a Lilo y Stitch atrapando y rehabilitando a los otros 625 experimentos creados por Jumba. Cada uno tenía una personalidad, un poder, y una lección que dejaba en cada capítulo, lo que permitió que la historia tuviera continuidad y variedad sin volverse repetitiva. Esta fórmula funcionó tan bien que fue una de las pocas veces en que una película de Disney se expandió exitosamente en televisión sin perder calidad emocional. En 2005 se lanzó !Lilo & Stitch 2: Stitch" y un año después la película "Leroy & Stitch" funcionó como cierre oficial de la serie animada, con una historia que reunía a todos los experimentos en una gran batalla final. Aunque estos productos no llegaron al cine, sí consolidaron la franquicia como una de las más completas dentro del universo Disney. 

Hoy, más de dos décadas después de su estreno, con nuevas generaciones descubriendo a Stitch, la película ha mantenido su vigencia, y en este 2025 se estrena al fin su tan esperada versión live-action, la cual al igual que la versión animada narra la historia de una niña hawaiana solitaria y un extraterrestre fugitivo que la ayuda a recomponer su rota familia.

Ya lo mencioné en su momento, cuando se estrenó la versión live-action de “Blancanieves”, y lamentablemente sigue siendo un patrón que se repite con cada nueva entrega de este tipo. Estas adaptaciones, lejos de ofrecer una mirada fresca o una reinterpretación auténtica de los clásicos, parecen limitadas a replicar los elementos que hicieron memorables a las películas originales, pero sin la chispa, el riesgo o la sensibilidad que las convirtieron en obras atemporales. El problema no es que se busque revisitar historias conocidas, sino que estas nuevas versiones rara vez aportan algo verdaderamente significativo. No hay una voluntad clara de dialogar con el presente, ni de emocionar a las nuevas generaciones con ideas propias. En lugar de eso, se limitan a ser vitrinas brillantes de nostalgia, donde todo parece diseñado para agradar al recuerdo, pero no para construir una experiencia genuina o duradera por sí misma, es como si lo importante no fuera contar una buena historia, sino simplemente recordarnos que alguna vez la vimos y la amamos.

En el caso de esta nueva versión de “Lilo y Stitch”, si bien no escapa del patrón problemático que afecta a muchas adaptaciones live-action de Disney, sí se percibe un esfuerzo ligeramente más honesto por reconectar con la esencia emocional de la historia original. A diferencia de otras reinterpretaciones que se sienten vacías o puramente comerciales, aquí hay una intención más clara de tocar las fibras sensibles que hicieron especial a la película animada: la conexión entre los personajes, el valor de la familia elegida, y esa mezcla única de ternura y caos que definió la relación entre sus protagonistas. Es como si, pese a sus limitaciones, la película intentara que volvamos a sentir lo que sentimos aquella primera vez, apelando no solo a la nostalgia, sino también a la empatía que alguna vez nos hizo enamorarnos de estos personajes.

“Lilo y Stitch" se presenta dentro del irregular recorrido que ha tenido Disney con sus adaptaciones live-action como una pequeña pero apreciable mejoría. Esta nueva versión logra desmarcarse del tono mecánico y predecible que venían mostrando muchas de sus predecesoras, se aprecia un intento más claro por dotarla de cierta personalidad propia, de reconectar con la esencia emocional del original. Sin embargo y a pesar de ese esfuerzo, no logra escapar del todo a varios de los errores que parecen inevitables en este tipo de producciones. Algunos cambios narrativos no terminan de encajar y ciertos elementos clave se sienten forzados o simplemente fuera de lugar. En lo visual la película brilla por completo, los efectos especiales están muy bien logrados y el diseño de Stitch es verdaderamente encantador: tierno, expresivo y fiel a su espíritu original. Lo mismo puede decirse de los demás personajes alienígenas, que siguen funcionando como secundarios divertidos y carismáticos. Aunque cabe mencionar que Jumba, uno de los más memorables en la animación original, es quizás el más afectado en esta versión, más por su personalidad que por su apariencia. 

Sin duda, el mayor acierto de esta adaptación reside en la representación de la relación entre Lilo y Nani. Su vínculo se siente sincero, natural y profundamente humano. Hay una calidez genuina en sus escenas compartidas que logra rescatar ese corazón emocional que tanto caracterizó a la cinta original. Es en esos momentos donde la película realmente brilla, cuando deja de intentar copiar y se atreve a sentir. En términos generales, esta nueva “Lilo y Stitch" ofrece una experiencia bastante disfrutable, aportando algunas ideas interesantes, respeta ciertos conceptos fundamentales y, aunque imperfecta, logra emocionar en varios tramos. No obstante, sus fallos son evidentes, y aunque tiene buenas intenciones, carece de esa alma inconfundible que convirtió a la versión de 2002 en un clásico tan querido y recordado.