Una quinta portuguesa: las fronteras que nos cruzan
- Andrei Theodor Stamate

- May 10
- 2 min read
Vayan al cine a ver esta fábula profundamente humana y actual sobre cómo nos atraviesan las fronteras y las cicatrices que nos dejan

Título original: Una quinta portuguesa
Año: 2025
Duración: 114 minutos
País: España
Dirección: Avelina Prat
Guion: Avelina Prat
Música: Vincent Barrière
Fotografía: Santiago Racaj
Reparto: Manolo Solo, María de los Medeiros, Branka Katic, Rita Cabaço, Ivan Barnev
Género: Drama. Thriller
Fernando queda devastado tras la desaparición de su mujer, Milena. Ella serbia; él español. La vida de este profesor de Geografía e Historia cambia radicalmente cuando la policía le comunica que su mujer se ha ido voluntariamente de vuelta a su patria. Los mapas colgados por la casa de Fernando le torturan con la constante idea de la magnitud del mundo y de su condición solitaria en él. Rompiendo con todo, el protagonista cruza la frontera y se instala en Portugal comenzando una nueva vida.
El guion y la dirección de Avelina Prat constituyen un mapa estelar de vidas, destinos, voces y dolores alrededor de la patria, las fronteras y el hogar. Prat opta por un estilo sencillo y contemplativo, con planos sostenidos que describen la humanidad de sus personajes. Las líneas de diálogo encuentran humor en la tragedia, alivio en la desesperación, pero siempre en contención. El histrionismo es enemigo de la reflexión, que requiere calma. Los mejores pensamientos no surgen en el ruido de las grandes urbes, sino en las quintas portuguesas, aquellas localizaciones llenas de naturaleza. Estas propiedades rurales ayudan al protagonista a construir un nuevo hogar. Su vida se reconstruye no por la arquitectura portuguesa, sino por las almas que allí habitan. Personas que comparten con el protagonista el efecto que las fronteras han tenido en ellos.

Cantaba Valeria Castro en su tema 'Un hogar' que había miles de valientes con sus propias heridas, con ganas de un futuro en el que el cielo no esté oscuro. Fernando, al igual que todos los personajes de la película de Avelina Prat, busca un hogar. Cruzan fronteras convirtiéndose en migrantes, por necesidad económica o emocional, y en navegantes a la deriva hasta encontrar una patria.
La directora aprovecha un momento clave en nuestra historia para recordarnos que todos somos o hemos sido migrantes en algún momento de nuestras vidas. No como alegato político a lo Ken Loach, sino transmitiendo el mensaje con una sensibilidad propia de una conversación calmada entre amigos. La directora llena de ternura las pantallas de cine y revoluciona al espectador con la humanidad de sus personajes.
Las fronteras que nos cruzan nos definen y se cicatrizan en nuestra alma para (re)construirnos. Manolo Solo deslumbra y nos transmite las más profundas de las reflexiones con su mero estar en pantalla. Cada plano de Prat es un acierto y su mensaje llega potenciado gracias a las actuaciones de esas estrellas que navegan hacia su tierra, sea la que les vio crecer o la que han elegido para vivir.




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