Maspalomas: el miedo a ser uno mismo
- Andrei Theodor Stamate

- Oct 3
- 3 min read
Los Moriarti firman un conmovedor drama LGTBIQ+ con un esperanzador mensaje para las personas de la tercera edad

Título original: Maspalomas
Año: 2025
Duración: 115 minutos
País: España
Dirección: José Mari Goenaga y Aitor Arregi
Guion: José Mari Goenaga
Música: Aránzazu Calleja
Fotografía: Javier Agirre Erauso
Reparto: José Ramón Soroiz, Nagore Aranburu, Kandido Uranga, Zorion Eguileor, Kepa Errasti
Género: Drama. Vejez. LGTBIQ+
Todas las películas de estos directores son un éxito. No por la taquilla que hacen, aunque Maspalomas está funcionando tremendamente bien en las salas de cine, ni por la valoración del público, sino por los mensajes tan bien articulados que transmiten sus diálogos e imágenes. El año pasado estrenaron Marco, aquella historia sobre el impostor que se hizo pasar por un superviviente del campo de concentración de Flossenburg, que le valió el Goya a Eduard Fernández por su actuación protagonista. Hace más de un lustro, estos cineastas vascos consiguieron exprimirle el realismo a la Andalucía maltratada por el franquismo en La Trinchera Infinita. Pero entre todas las obras de estos directores guipuzcoanos, a mi se me viene a la memoria el documental sobre Lucio Urtubia, el “Robin Hood navarro”, que dedicó su vida a la lucha social y popular. Sentenciaba el anarquista, a sus 84 años, en una entrevista con elDiario.es lo siguiente: “La gente que lucha es porque ama, el que no lucha no ama”. Maspalomas es el alegato de Aitor Arregi, José Mari Goenaga y Jon Garaño de que son gente que aman y por eso siguen luchando, creyendo que la cultura y el cine son armas poderosas de transformación social.
Maspalomas nos cuenta la historia de Vicente (José Ramón Soroiz), de 76 años, que merodea por la playa canaria hasta encontrar un sitio de cruising. Tras el encuentro, vuelve con su amigo, rodeado de música, cerveza y sol. Nuestro protagonista se acaba de separar de su pareja e intenta construir de nuevo su vida. Sin embargo, un accidente inesperado le lleva de vuelta a San Sebastián, su tierra de origen, a una residencia donde cada respiro se torna un esfuerzo titánico.

José Ramón Soroiz, ganó la Concha de Plata en el 73º Festival de San Sebastían por la mejor interpretación principal
La historia de Maspalomas habla de los armarios que se construyen alrededor del colectivo LGTBIQ+ desde una perspectiva llena de matices. Este cine euskaldún aborda el conflicto con mucha empatía hacia sus propios personajes, siendo sincero con su existencia y otorgándoles la ternura que la sociedad les ha arrebatado. No se trata únicamente de la imposición externa que vive el colectivo, obligado a encajar en lugares que no han sido de su elección, sino de la propia presión interna, fruto del odio generado hacia uno mismo al ver la poca libertad fuera del armario. Los directores vascos articulan su mensaje no solo con los diálogos de sus personajes, sino con la contraposición de las brillantes imágenes de la playa canaria y el apagado ambiente donostiarra. E incluso en aquel mundo gris del norte de España, los cineastas encuentran amabilidad y complejidad en los personajes oriundos de San Sebastían. Firmando así, de mano de José Mari Goenaga, un guion ejemplar para el cine social.
El miedo a ser uno mismo nace por la falta de oportunidades a existir como se desea, entre imposiciones y reproches, cada uno se pasa la vida buscándose. Vicente, el protagonista de Maspalomas, toma las riendas de su vida y se busca, encontrándose, finalmente, en aquella playa canaria llena de libertad. Todo esto mientras suena de fondo Smalltown Boy de Bronski Beat.
Mother will never understand why you had to leave / But the answers you seek will never be found at home / The love that you need will never be found at home




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