The Studio, una crítica cinematográfica envuelta de sátira.
- Carlos Mera
- May 22
- 5 min read
Actores y directores se unen en la nueva serie de Apple TV que ya supone un rotundo éxito.

Título original: The Studio.
Año: 2025.
Duración: 10 episodios de 30 minutos.
País: Estados Unidos.
Dirección: Seth Rogen, Alex Gregory, Peter Huyck, Evan Goldberg
Guión: Seth Rogen, Evan Goldberg.
Reparto: Seth Rogen, Catherine O'Hara, Kathryn Hahn, Ike Barinholtz, Chase Sui Wonders.
Género: Serie de TV. Comedia | Cine dentro del cine.
La industria cinematográfica está atravesando una etapa de transformación profunda. Tras la pandemia, el sector ha recuperado parte de su fuerza en taquilla, pero el consumo de cine ha cambiado radicalmente. Las plataformas de streaming como Netflix, Disney + o Amazon Prime Video se han consolidado como factores clave, alterando el modelo tradicional de estrenos en salas. Hoy, muchas producciones se lanzan directamente en línea o combinan el estreno en cines con el digital. Además, la tecnología ha impulsado nuevas formas de crear y experimentar películas, la inteligencia artificial, los efectos visuales avanzados y el cine en realidad virtual están redefiniendo los límites de la narrativa visual. Al mismo tiempo que se observa una mayor diversidad en las historias contadas, con una apertura hacia voces antes marginadas y una demanda creciente por representaciones más inclusivas. Se puede observar notoriamente como la industria cinematográfica ha evolucionado desde un modelo centrado en el cine tradicional hacia uno híbrido, más digital, global e inclusivo, donde la innovación tecnológica y los cambios en el comportamiento del público juegan un papel fundamental.
Esta es la propuesta inicial de la serie “The Studio” de Apple TV. La cual cuenta la historia de Matt y su equipo de ejecutivos, los cuales se encargan de la productora de cine: Continental Studios. Ellos luchan contra sus propias inseguridades, artistas narcisistas y grandes capos corporativos, siempre con la esquiva meta de hacer grandes películas. Vistiendo de traje para disfrazar una continua sensación de pánico, cada fiesta, visita al set, decisión de casting, reunión de márketing y entrega de premios les presenta una oportunidad para el brillante éxito o la catástrofe definitiva.

"The Studio" se consolida como una de las series más destacadas de este 2025, una obra que no solo entretiene, sino que también reflexiona sobre el estado actual de la industria cinematográfica. A través de una mezcla brillante de sátira, homenaje y metacomentario, la serie ofrece una mirada aguda y profundamente cinéfila sobre los aciertos y desaciertos del mundo del cine contemporáneo. No se limita a señalar lo que está mal: también celebra lo que aún mantiene viva la magia del séptimo arte. Desde el primer episodio, "The Studio" deja claro que su propuesta va más allá de la comedia superficial, siendo una carta de amor, pero también una crítica afilada, que retrata con humor los excesos de Hollywood, las contradicciones del sistema de producción actual, el auge de los algoritmos como nuevos productores y la tensión constante entre lo artístico y lo comercial. Todo esto desde una perspectiva cercana, accesible tanto para el espectador común como para los más apasionados del cine. El tono humorístico es el alma de la serie, y es aquí donde realmente brilla, el enfoque principal es la comedia, pero no se limita a un solo estilo sino que se pasea con soltura entre el humor absurdo, la comedia negra, los guiños inteligentes y las referencias internas propias del cine de autor y la cultura pop. Este abanico humorístico es marca registrada de Seth Rogen y su grupo de amigos, quienes logran un equilibrio entre lo provocador y lo entrañable, lo irreverente y lo reflexivo.
Pero sin duda, uno de los mayores aciertos de la serie y quizás lo que más la distingue es la impresionante cantidad de cameos de actores, actrices, directores y directoras reconocidos que aparecen a lo largo de los capítulos, muchos de ellos interpretándose a sí mismos. Esta decisión creativa no solo añade una capa extra de autenticidad y complicidad con el espectador, sino que también potencia el tono metacinematográfico. Ver a estas figuras del cine riéndose de sí mismas, parodiando sus propias carreras o comentando de forma irónica sobre la industria, es una experiencia deliciosa para cualquier amante del séptimo arte. Es como si, por momentos, los propios cinéfilos y críticos estuviéramos tomando el control del guión, diciendo en voz alta y con humor lo que tantos piensan pero pocos se atreven a decir en voz alta. Más allá de las risas, estos cameos también sirven para tocar temas profundamente relevantes: el racismo estructural dentro de la industria, la obsesión con los premios como medida de valor artístico, la creciente influencia de la inteligencia artificial en los procesos creativos y las tensiones entre el cine comercial y el autoral. Todos estos temas son abordados con inteligencia, sin caer en sermones, sino incorporándose con naturalidad al relato, como parte de la conversación constante que la serie establece con su público. Logrando así: ser crítica sin perder el humor, reflexiva sin dejar de entretener, y profundamente cinéfila sin volverse inaccesible. Y en gran parte, esa magia ocurre gracias a la valentía de quienes, desde dentro del sistema, se prestan a reírse de él.

Como conclusión, “The Studio” no es solo una comedia ingeniosa ni una simple parodia del cine contemporáneo; es una obra que logra conectar con algo mucho más profundo: nuestra relación emocional con el cine. Sí, nos hace reír y mucho, pero detrás de cada broma, de cada guiño al espectador, hay una intención clara de invitar a la reflexión, siendo así una serie que no teme señalar las contradicciones, las hipocresías y los absurdos de la industria cinematográfica actual, pero lo hace desde un lugar de amor, no de cinismo. Es esa mezcla de cariño y crítica lo que la convierte en algo especial. Nos recuerda por qué tantas personas, en todo el mundo, siguen y seguirán amando el cine, incluso cuando el sistema que lo produce parece cada vez más alejado de su esencia original. En un momento en el que muchas producciones se sienten prefabricadas o guiadas por algoritmos, esta serie aparece como un soplo de aire fresco: una obra pensada por y para quienes todavía creen que el cine puede ser arte, conversación y catarsis al mismo tiempo. “The Studio” es una de esas pocas series que logran trascender su formato. Es una mirada lúcida al presente del cine, un homenaje a lo que fue y una pregunta abierta sobre lo que podría llegar a ser. Y por eso mismo, merece ser vista, pensada y sentida con atención. Que viva el cine de antes, el de ahora y el que viene.
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