La calle del terror: La reina del baile, un Slasher más que cumplidor.
- Carlos Mera
- May 23
- 4 min read
La famosa saga de terror de Netflix, continua con su cuarta entrega después de casi cuatro años.

Título original: Fear Street: Prom Queen.
Año: 2025.
Duración: 88 minutos.
País: Estados Unidos.
Dirección: Matt Palmer.
Guión: Matt Palmer, Donald McLeary.
Reparto: India Fowler, Suzanna Son, Fina Strazza, Ella Rubin, Ariana Greenblatt.
Género: Terror | Slasher. Adolescencia. Años 80.
En el 2021, llegaba a Netflix una nueva trilogía de terror titulada Fear Street. Una serie de películas basada en las novelas del mismo nombre escritas por R.L. Stine. Dirigida por Leigh Janiak, la trilogía está compuesta por tres entregas: “Fear Street Parte 1: 1994”, “Parte 2: 1978” y “Parte 3: 1666”. Las películas siguen una historia conectada a través de distintas épocas, centrada en la maldición que azota al pueblo ficticio de Shadyside. A medida que los protagonistas investigan los orígenes del mal, descubren secretos oscuros que vinculan los asesinatos contemporáneos con eventos ocurridos siglos atrás. Con una mezcla de terror slasher, elementos sobrenaturales y una narrativa entrelazada, la trilogía revitaliza el género para una nueva generación, al tiempo que rinde homenaje a clásicos del cine de horror.
La trilogía tuvo bastante éxito dentro de la plataforma, pero no ha sido hasta cuatro años después que la saga continúa con una nueva entrega. La cual cuenta como una noche de primavera, cuando se va a decidir quién es la próxima reina del baile cinco hermosas candidatas a reina del baile se dan cuenta de que alguien está asesinando una a una ¡y que ella puede ser la siguiente en la lista! ¿Podrá detener al asesino antes de que el baile termine para siempre?

El género slasher ha sido, desde sus inicios, uno de los pilares del cine de terror. Sin embargo, con el paso del tiempo muchas de sus propuestas se han vuelto repetitivas y predecibles, cayendo en fórmulas algo gastadas. A pesar de ello, de vez en cuando surgen propuestas que logran destacar dentro de esta saturación, ya sea por su enfoque narrativo, su estética o su capacidad para renovar los elementos clásicos del género. Ese fue precisamente el caso de la trilogía "Calle del Terror" (“Fear Street”), una apuesta arriesgada de Netflix que resultó ser un soplo de aire fresco. Dividida en tres entregas ambientadas en diferentes épocas, la saga logró combinar con acierto el horror tradicional con una narrativa interconectada, sólida en construcción y rica en ambientación. Fue una reinvención interesante del slasher, que no solo rindió homenaje a los clásicos del género, sino que también aportó ideas originales, personajes memorables y un trasfondo mitológico atractivo.
Es precisamente por eso que una hipotética cuarta entrega, de la que se podría esperar una evolución o al menos una propuesta igual de ambiciosa, termina resultando decepcionante. El principal problema radica en que no intenta reinventar nada, no arriesga y se limita a reproducir los elementos más básicos del slasher, sin aportar giros narrativos, sin expandir el universo previamente construido, y sobre todo, sin la chispa creativa que caracterizó a sus predecesoras. Esto no significa necesariamente que la película sea mala, ya que cumple con los estándares mínimos del género: tiene sangre y tiene muertes. Pero en comparación con el resto de la saga, se siente como la más débil. Los personajes carecen del carisma y su profundidad resulta poco interesante y sus acciones, en muchos casos, previsibles. La historia recae en clichés ya vistos una y otra vez, y la fórmula empleada se nota desgastada.
A pesar de sus limitaciones y de no estar a la altura del nivel narrativo y creativo de las entregas anteriores, hay que reconocer que esta cuarta película cumple con eficacia su función dentro del género slasher. Si se valora por lo que es, ofrece una experiencia bastante sólida y entretenida para los amantes del género. El diseño del asesino es uno de sus puntos más fuertes, el cual logra imponer respeto en pantalla. Las escenas de muerte, están bien ejecutadas, con un ritmo constante que mantiene la tensión y el interés. No escatima en sangre ni en gore, entregando momentos explícitos que satisfacen a los fans del terror más visceral. También un elemento destacable es el uso ocasional del humor negro y la comedia subidita de tono, que se integra con naturalidad en la historia. Estos toques cómicos, lejos de romper la atmósfera, le aportan cierta ligereza y personalidad, haciendo que algunas secuencias resulten tan incómodamente graciosas como brutales. Es un equilibrio complicado de lograr, pero aquí se maneja con bastante soltura. En definitiva, esta cuarta entrega funciona como un slasher de manual: directo, violento, estilizado y a ratos divertido. No obstante, sigue siendo evidente que carece del alma y la frescura que hicieron tan especial a la trilogía original. Su falta de ambición narrativa y su dependencia de fórmulas conocidas hacen que, aunque pueda disfrutarse momentáneamente, no deje una huella duradera. Al final, se convierte en una película que cumple, pero que se olvida con la misma rapidez con la que se consume.